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martes, 8 de febrero de 2011

Tucapel:El barco de la vida

                                        Respondiéndole al destino

    

Hay situaciones en la vida que son dificiles de definir, a veces pienso que el destino no es simplemente una palabra común, sino mas bien una especie de sello que nos marca a cada quien segun su propia nomenclatura o propósito. Aún recuerdo con nitidez que me encontraba laborando como docente en la Universidad Nacional de San Agustin de Arequipa,  me desempeñaba como jefe de prácticas en el área educativa, enseñaba el curso de Psicologia del deporte y a su vez laboraba como Psicólogo del club Atlético Universidad. Transcurria el año del 2003, en mi vida todo iba bien, me sentía a gusto con mi especialidad  y muy cómodo en el desempeño de mis funciones; todo hacía prever que mi destino estaba señalado en la Universidad como docente hasta el término de mis días, con aspiración tal vez de ser en un futuro director de Escuela o por qué no, Rector de la Universidad. El otro camino, más cierto y más concreto, se ubicaba en mi especialidad: la psicología deportiva, en vista que por tener estudios de posgrado en la Universidad San Martin de Porres y en la habana, Cuba y ser uno de los pocos psicólogos deportivos del país con tal especialidad, lo más probable era continuar una imparable carrera en el área, a pesar de que en el Perú no se le binda mucha atención al deporte.

Lo cierto es que el destino me tenía deparada una inesperada sorpresa, en el mejor momento de mi carrera profesional algo sucedió, algo que aún no puedo explicar racionalmente del todo bien, pero se presentaron de pronto severos problemas en el desarrollo de mi profesión y aquella enorme luz que iluminaba mi camino señalado, de pronto se fue apagando, cerrándome definitivamente el paso. No sé como, pero se dieron las cosas así, fue inminente mi renuncia a la universidad y a toda mi actividad vinculante y de pronto aparecí en mi querida tierra de Camaná, abstraido en sus leyendas y en su exquisita belleza. Confieso que al estar allí, por primera vez me enamoré con fuerza, con detonante fuerza telurica, que solo puede generar el reconocer ser adscrito a una tierra tan bella y bendita como Camaná; si Camaná era el nombre de mi amor infantil, hoy mi novia vestida de azul y verde como la más deseada de todas las prendas del mundo. En Camaná empecé a escribir y fue asi, en medio de esta recordada inquietud retoñal. que apareció frente a mi, como surgido desde las más profundas sombras de lo inescrutable, este misterioso barco cuyo nombre ha invadido hoy más que mil espacios en mi vida: El Tucapel.

Hasta hoy y durante estos ultimos cinco años las imágenes, sucesos y hechos de heroismo han rondado por mi mente y siguen firmes en mi voluntad, porque creo que mucha gente murió en honor y en gloria, y aquellos merecen ser reconocidos. Supongo que "ellos" desde donde estén quisieran que se sepa lo que realmente sucedió y no tuvieron mejor idea que "comisionarme a mi" esta tarea, razón por la cual les agradezco tal honor, aunque les debo confesar también que no ha sido nada facil. Es probable que las respuestas que aún estoy buscando las encuentre cuando también me toque partir y haya alguien en "el otro lado", alguien que me diga por qué mi vida giró de tal manera para navegar durante tanto tiempo en un barco que aún naufragado sigue presente en el mar de mis dias.

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