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lunes, 13 de diciembre de 2010

Comentario literario de la novela "El Naufragio del Tucapel"


Hemiciclo "Raúl Porras Barrenechea" Congreso de  la República.

No siempre una novela nos dirige en forma positiva y optimista hacia un final que nos deja un refrescante y alegre memoria, a pesar de los obstáculos, sobresaltos y peripecias durante el recorrido de su interesante lectura, que en esta oportunidad nos lleva a través de caminos inesperados.
Este es el caso de la hermosa obra que Juan Carlos Gamarra Salazar ha sabido plasmar en el papel, la cual es un compendio de real romanticismo, honda desesperación y alegre calma que cautiva nuestra atención de principio a fin. El Tucapel barco que llevaba el nombre de una fortaleza chilena, es así el motivo para esta especie de soñar despiertos que se apodera de quienes tienen la suerte de gozar de su lectura e iniciar el trayecto un primero de setiembre de 1911 partiendo del puerto peruano del Callao rumbo a Valparaiso, después de haber arribado de Guayaquil Ecuador.

En esta historia el autor muestra en significativa forma, como dos países que en un tiempo libraron una fraticida batalla, se unen para asistir a los viajeros y tripulantes de este barco que lamentablemente debido al cruel embate de la madre naturaleza que embraveció el océano naufragó tres días después de su partida encallando frente a Camaná llevándose entre las olas muchas fantasías que habían sido creadas por las vidas de quienes sucumbieron ante dicha tragedia.

Esta historia se desenvuelve en forma sutil y ligera involucrando al lector en cada etapa, lugar y momento, logrando que los pensamientos se concentren en ellos y deseen permanecer en ese éxtasis que el autor sabe proyectar en sus bien escritas líneas, lo cual nos hace sentir orgullosos de contar con un escritor que no solamente se ha circunscrito a la historia, sino que a sabido formar una aureola alrededor de ella forjando bellos sentimientos de alturada alianza entre Chile y Perú, los cuales nos llaman a reflexionar y profundizar sobre la solidaridad humana que debe prevalecer siempre en nosotros. Su manejo del idioma castellano, sus profundos pensamientos como “el satélite astro denunciaba nostalgia, intriga y candor, una extraña configuración de la luna sincerando su nitidez más próxima” nos  llevan hacia el cosmos haciendo que nuestra alma se envuelva en ese espacio que el describe en forma tan clara y transparente. En cada instante Juan Carlos Gamarra Salazar expresa esa sensación de realismo que nos une tanto al romanticismo de una enamorada pareja, como a la desesperación que en el momento del naufragio sintieron quienes se encontraban a bordo del Tucapel.

A la vez la alegría de haber podido hallar al fin una especie de bálsamo sentimental mediante esta excelente historia basada en un hecho real, nos estremece y enternece al mismo tiempo, a pesar de nuestro escepticismo a veces el autor nos dirige a un curioso encuentro con el mas allá confín indescriptible para muchos pero conocido para el, pues nos hace ver que innegablemente lo sobrenatural existe y fue comprobado hecho que respetamos…el hermoso gesto de amistad entre Perú y Chile tal como lo relata el autor, trae a mi memoria las famosas palabras del filósofo Sócrates “El orgullo divide a los hombres, la humildad los une “ Los dos países se despojaron de todo orgullo ante la desgracia y unieron sus esfuerzos con el único interés de salvar vidas sin distinción de credos o nacionalidades.

Este hecho nos permite saborear, si se puede decir así, los ingredientes de la felicidad basada en el amor y la comprensión, indicativos de una gran calidad humana. Los sentimientos que a continuación describo: “la guerra es cosa del pasado, ahora somos hermanos” que con gran excelencia expresa Juan Carlos Gamarra Salazar en el naufragio del Tucapel, hacen que sienta hoy la gran satisfacción de encontrarme frente a un autor quien verdaderamente merece no solamente ser leído, sino también muy reconocido por haber sacado a la luz una novela sin precedentes que estoy segura añadirá un adicional éxito a su gran carrera literaria.

MARIA ELENA URRUNAGA MONTOYA
DIRECTORA GENERAL DE CULTURA
SOCIEDAD PERUANA DE POETAS

LIMA, 7 DE SETIEMBRE DEL 2010

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